Según una encuesta realizada por Jonhson Control Buildings & Technology en 2019, el 75% de las organizaciones planea realizar inversiones en eficiencia energética para integrar nuevas tecnologías y reducir el gasto desmedido de recursos en sus edificaciones. Esto con ayuda de materiales sostenibles que optimicen el diseño estructural y la energía operativa usada para mantener y gestionar todo tipo de construcciones.

Durante los últimos años, con el incesante cambio climático y el efecto invernadero, los arquitectos se han mostrado preocupados por crear ciudades cada vez más “verdes”, que eviten el uso de  sistemas de generación de energías convencionales (como calefactores y ventiladores industriales),  priorizando aquellos con propiedades incorporadas estructuralmente.

Sin embargo, aunque pueda resultar contradictorio, elegir este tipo de suministros es difícil por sus altos costos de adquisición, debido al nivel de urgencia en el desarrollo de un inmueble; orillando a los tomadores de decisión a optar por materiales tradicionales sin pensar en su ciclo de vida, simplemente por disminuir los gastos de operación y compra.

Esta conducta demuestra una completa falta de planificación, ya que aunando más en el tema, podemos mencionar que un material eco-eficiente no es más caro en el mercado o frente a sus competidores, más bien es adecuado a los beneficios percibidos para cada etapa dentro de su ciclo de vida. Con esto en mente, el diseño debería estar centrado en el uso posterior a la construcción, y no en el cumplimiento de entrega.

Para conocer un poco más sobre esto, el término Life Cycle Assessment, por sus siglas en inglés LCA, es el análisis del ciclo de vida de un producto destinado a la edificación, que permite conocer sus propiedades a largo plazo, tomando en consideración: la producción, el transporte y el montaje de este.

Entonces, ¿Cómo funciona la energía incorporada? Por medio de los detalles.

Algo tan simple como elegir un material o prescindir de ciertos hábitos de construcción, puede hacer la diferencia, ya que son determinantes para mejorar la ocupación del edificio, evitando problemas colaterales en la generación de residuos, alto consumo de recursos y desperdicio de agua, por ejemplo.

Estos son algunos consejos que te ofrecemos para que los tomes en consideración en tus nuevos proyectos:
‍

1. Seleccionar materiales de bajo mantenimiento que funcionen para incorporar elementos sustentables en el diseño estructural de un inmueble.

2. Dimensionar los espacios para evitar el desaprovechamiento de zonas que puedan consumir una mayor cantidad de suministros de lo necesario.

3. Seleccionar materiales reciclados que eviten el desperdicio de insumos, y evitando estructuras redundantes.

4. Evaluar las características y la información del producto antes de realizar una compra.

5. Prever y planear un construcción para disminuir los tiempos de entrega y realización.